Cuando redactamos o actualizamos un testamento o fideicomiso en vida, es un buen momento para reflexionar sobre lo que queremos que incluya nuestro legado. Por supuesto, podemos pensar en lo que hemos creado durante nuestro tiempo en la Tierra: nuestras comunidades, familias, hogares, negocios y proyectos. Estos son legados valiosos y duraderos.
Pero aún más duradero es lo que se crea a partir de los dones de esta vida que confiamos a otros cuando partimos. La Donación Testamentaria es el acto de incluir en un testamento o fideicomiso en vida a organizaciones benéficas y causas que son cercanas a nuestro corazón. Este tipo de legado garantiza que la misión de esas organizaciones quede para siempre unida al recuerdo que otros tendrán de ti.
Como Franciscanos, nuestro legado no es material, sino espiritual: continuar la obra de Jesucristo y de su seguidor más cercano, San Francisco de Asís, en las misiones y parroquias de todo el mundo. Nuestros benefactores de la Sociedad de Legado se unen a nosotros en esta labor por la eternidad.
Sin duda, no siempre es fácil dedicar tiempo a pensar en lo que sucederá después de la muerte. Personalmente, encuentro consuelo al saber que mi legado incluirá haber cuidado a los pobres y enfermos del mundo, y haber difundido la Palabra de Dios en tierras de misión y parroquia. Mis Hermanos Franciscanos y yo nos sentiríamos honrados si unieras tu legado al nuestro.
Al recordar a Asociados de la Misión Franciscana (FMA) en tu testamento o fideicomiso en vida, tu legado quedará unido al de San Francisco. Tu generosidad garantiza que nuestra labor en educación, atención médica y cuidado espiritual continúe creciendo. Juntos, podemos generar cambios duraderos para las generaciones futuras que más lo necesitan.
Para obtener más información sobre cómo puedes dejar un legado, te invitamos a leer nuestra guía Deja un legado. También puedes comunicarte con nosotros directamente por correo electrónico a dejeunlegado@franciscanmissionassoc.org o por teléfono al 914-664-5604.
P. Roberto, OFM
