Reflexiones franciscanas semanales

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Reflexión para la semana del 17 de Agosto de 2025

El perdón en las Sagradas Escrituras

Para conocer a una persona, observamos lo que hace. Sus acciones y decisiones revelan sus prioridades. ¿Es generosa? ¿Amorosa? ¿Egoísta? ¿Narcisista? 

Lo mismo sucede con Dios: podemos conocerlo al observar las Escrituras, las enseñanzas de la Iglesia y su interacción con la humanidad a lo largo de los siglos. 

En las Escrituras hebreas, que llamamos el Antiguo Testamento, una de las cualidades más evidentes de Dios es el hesed, que se traduce libremente como “misericordia amorosa”. Dios extiende su misericordia amorosa una y otra vez, de muchas maneras. Desde el pecado de Adán y Eva en el Jardín del Edén hasta las luchas del pueblo de Israel, Dios muestra su misericordia amorosa a la humanidad. 

Esto no significa que las acciones pecaminosas o infieles no tengan consecuencias. Más bien, significa que, a pesar de esas consecuencias, Dios tiene un amor eterno por la humanidad que trae consigo el perdón. 

Desde el Libro del Génesis en adelante, Dios prometió enviar un Salvador para redimir todos nuestros pecados. La venida de Jesús es la culminación de los actos de amor de Dios, ya que Él es Dios mismo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, que asumió una naturaleza humana y cargó con las consecuencias de todos los pecados del mundo. Su muerte restablece nuestra relación con Dios y nos ofrece la posibilidad de pasar la eternidad con Él. 

Esta semana, reflexionemos sobre cómo las Escrituras son un camino para conocer a Dios. Podemos dedicar tiempo a leerlas y meditarlas. Él es, sin duda, un Padre amoroso cuyo amor puede superar incluso el peor de los pecados.

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