El verano y la calidez de la oración

Las propuestas para que los niños asistan a la escuela durante todo el año suelen aparecer con la llegada del verano. Sin embargo, quienes entienden cómo ocurre el crecimiento son poco propensos a hacer tales sugerencias. Solo nos basta con observar otros aspectos de la vida para comprender la importancia de los períodos de descanso.

Por ejemplo, la ciencia nos indica que el desarrollo muscular se logra de manera más efectiva al alternar entre ejercicio y descanso. Esto permite que los músculos descansen y crezcan. Los agricultores también reconocen la importancia de alternar entre sembrar un campo y dejarlo en barbecho. Este es un principio ancestral que se remonta a las sociedades antiguas. Cuando la tierra descansaba y se recuperaba durante un año, los cultivos eran más resistentes y abundantes al año siguiente.

Al igual que nuestros músculos y los campos, nuestras mentes y corazones también necesitan descansar, de lo contrario, pueden sobrecargarse. El verano puede ser una época de “cosecha” si lo aprovechamos adecuadamente.

Piense en todas las actividades que pospone durante el año mientras se apresura sin descanso. Es durante los largos días de verano que puede encontrar más tiempo para dos cosas importantes: la conversación y la oración.

Tal vez tenga un familiar con quien no ha hablado en mucho tiempo, ya sea por una discusión o porque la vida lleva a las personas, incluso a los miembros de la familia, por caminos diferentes. Recuerde que Dios nos llama a amarnos unos a otros como Él nos ha amado, y que la vida es breve. Si se encuentra atravesando una ruptura o percibe un gran distanciamiento con familiares o amigos, rezarle a San José para pedir su intercesión puede ser una excelente opción. Aunque inicialmente decidió divorciarse de María en secreto al enterarse de que ella estaba embarazada, tras la visita del ángel y un tiempo de oración, San José asumió su rol como cabeza de la Sagrada Familia, cuidando de María y Jesús, y velando por la unidad de la familia.

Si estamos preocupados por nuestras familias o sentimos que existe una distancia entre nosotros, San José puede ayudarnos a encontrar la fortaleza necesaria para reparar las fracturas, cerrar las brechas y construir relaciones aún más sólidas.

El verano también ofrece una oportunidad para profundizar y crecer en nuestra vida de oración. Necesitamos ejercitar tanto nuestra alma como nuestro cuerpo, y el verano es un momento ideal para reconectarnos con Dios. Por lo tanto, durante estos días, asegúrese de que, mientras cumple con sus responsabilidades diarias, también reserve tiempo para nutrir su corazón, mente y alma. Al hacerlo, experimentaremos crecimiento y nos prepararemos para la vida eterna con Dios y los santos en el cielo.

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