¡Roma, dulce Roma! 

Tras un verano lleno de experiencias pastorales y fraternales en toda nuestra querida provincia, donde fuimos acogidos con la hospitalidad de nuestros hermanos, hemos regresado a Roma. Llegamos un poco antes en anticipación de una celebración especial: la profesión solemne de nuestro hermano Marco.

A principios del otoño, Marco hizo esta profesión en manos de nuestro Ministro Provincial, Fr. Robert. ¡Qué evento tan importante para ser parte de él! De alguna manera, fue como si todos estuviéramos haciendo nuestra profesión solemne junto a él. ¿Estábamos siendo ilusos o simplemente viviendo la experiencia de forma indirecta a través de él? Marco ha sido una parte fundamental de nuestra fraternidad en Roma durante los últimos tres años, y todos estamos muy orgullosos de él. Le deseamos muchas bendiciones para el futuro en su ministerio.

Mientras uno de nuestros hermanos inicia un nuevo capítulo en su vocación, la comunidad del Convento se alegró de dar la bienvenida, con los brazos abiertos, a un nuevo miembro de nuestra fraternidad: el Hermano Kevin. Le damos una cálida bienvenida al Convento.

Tuvimos el honor aquí en Roma de recibir a nuestro Ministro Provincial, Fr. Robert, y a nuestro Definidor Provincial, Fr. Orlando, para la fiesta de San Francisco. Como dicta nuestra tradición, todos subimos a la Curia General para participar en el transitus, el memorial de la partida de nuestro Santo Padre Francisco de esta vida. El guardián de la Curia nos recordó que debemos alegrarnos porque Francisco hizo «lo que él debía hacer», y nos instó a recordar que Cristo también nos enseñará «lo que debemos hacer». La tradición también dicta que celebremos con un almuerzo juntos como fraternidad. ¡Nosotros cumplimos!

Al mes siguiente regresamos a la Universidad Franciscana, el Antonianum, para comenzar las clases, cada uno de nosotros en un nivel diferente del programa de 5 años. Inauguramos el año solemnemente con una misa celebrada por el Ministro General, Fr. Massimo Fusarelli. El Maestro de Ceremonias, o servidor principal, no fue otro que nuestro propio Hermano Jack, quien también se encargó de organizar la liturgia de la profesión del Hno. Marco.

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Un punto más de interés: más tarde ese mes, la comunidad asistió con la procesión del rosario en la Plaza de San Pedro para orar por el Sínodo. Fue impresionante ver a tantos fieles con sus velas encendidas en honor a Nuestra Señora.

Siempre es un placer compartir con ustedes un poco de nuestro camino. Esto nos ayuda a sentirnos más cerca de ustedes.

Recuérdennos en sus oraciones y misas mientras perseveramos en nuestra formación inicial, para que podamos tener un año académico rico y productivo. ¡Tengan por seguro que no faltarán nuestras oraciones por ustedes! ¡Que el Señor les dé paz!



Los sacerdotes y hermanos franciscanos siguen los pasos del Señor Jesús y de San Francisco y aceptan el don de la pobreza como una forma de vida. No poseen nada, pero aun así comparten por igual como hermanos todo lo que Dios provee a través de su generosidad.

Educar y apoyar a un seminarista en sus estudios cuesta más de $10.000 al año. Muestre su apoyo a nuestros Hermanos Franciscanos haciendo una donación hoy mismo.

Gracias y que Dios lo bendiga.