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¿Debemos “perdonar y olvidar”?
Forgiveness

¿Debemos “perdonar y olvidar”?

Quienes han sido heridos por otros a menudo dicen: “Perdono, pero nunca olvido”. Lamentablemente, esta expresión es contraria al modo de vida cristiano.

Más bien, debemos inspirarnos en el Libro de los Salmos: “Como dista el oriente del occidente, así aleja de nosotros nuestras culpas.” Una vez que confesamos nuestros pecados y recibimos el perdón, el Señor permite que esas faltas se desvanezcan de su memoria.

Por supuesto, esto no es fácil, porque no podemos controlar lo que recordamos. Los agravios y ofensas del pasado vuelven a nuestra mente, nos guste o no. A veces esas heridas y traiciones regresan con fuerza, sin haber sido invitadas, y despiertan sentimientos de enojo y resentimiento.

¿Qué debemos hacer en esos momentos? Jesús también nos da la respuesta: “Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen.”

Quizás no podamos controlar cuándo surgen esos recuerdos y emociones, pero sí podemos decidir qué hacer con ellos.

Como cristianos, debemos reconocer los sentimientos que tenemos y luego orar por la persona o las personas que nos han herido. ¿Acaso no hizo eso mismo Jesús en la cruz? Él sintió el dolor y la soledad de ser traicionado por Judas y abandonado por sus apóstoles, y aun así oró por quienes lo estaban torturando.

Cuando Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, hablaba de toda la humanidad. Cada persona creada (excepto la Virgen María) ha pecado y lo ha traicionado de algún modo. Pero Jesús aparta esos pecados de sí mismo y nos acepta nuevamente cuando reconocemos nuestra falta.

Cuando lleguemos al Cielo, nuestro perdón será completo y olvidaremos de buen grado lo que otros nos hayan hecho, porque también nosotros experimentaremos la plenitud de la misericordia de Dios. Nuestra vida y nuestra fe se habrán cumplido. Como le sucedió a Jesús, los recuerdos de las ofensas que sufrimos se desvanecerán en el océano de la misericordia. Mientras tanto, nuestros recuerdos seguirán siendo parte de quienes somos.

Esta semana, tomemos conciencia de las memorias de las heridas que hemos recibido, aceptémoslas como verdades del pasado, y oremos por quienes nos han hecho daño.