30 de junio
En un día primaveral lleno de gracia en 2025, el P. John, OFM, fue ordenado sacerdote, un momento que marcó no solo la culminación de años de formación, sino también el alegre comienzo de un nuevo capítulo de servicio en la Iglesia. Tras haber ingresado al noviciado franciscano en 2018 y profesado solemnemente en 2024, el camino del P. John ha sido uno de profundo discernimiento, formación fiel y sincera gratitud.

Cuando se le preguntó qué pasaba por su mente y su corazón durante la ordenación, el P. John respondió con una sencillez y sinceridad sorprendentes: “Me sentía muy en paz”. En lugar de nerviosismo o ansiedad por la ocasión, describió una tranquila certeza en el llamado de Dios.
“Creo que fue simplemente la seguridad de que este es el llamado de Dios para mí lo que me ayudó a mantener la calma y realmente disfrutar de este momento de inmensa gracia”, dijo.
Junto con esa paz, también sintió un sentido de reto y humildad. “A veces siento que no soy lo suficientemente capaz para ser un buen pastor del pueblo de Dios. Pero, al mismo tiempo, sé que Dios siempre estará a mi lado y me usará como un instrumento eficaz de su amor para la Iglesia y el mundo.”
Este profundo sentido de confianza en Dios, unido al gozo de haber recorrido el largo camino de la formación franciscana, llenó el día de su ordenación de un significado profundo. “También sentí una gran alegría al haber llegado hasta aquí—siete años después de unirme a los frailes”, añadió. “He aprendido mucho durante mis primeros años de formación, y ahora espero poder compartirlo con los demás.”

Al momento de escribir esto, el P. John está prestando su ministerio en la Parroquia St. Jane Frances en Toronto, una comunidad vibrante y multicultural donde se celebra la Misa en inglés, italiano y vietnamita. Sumergido en la vida parroquial y el cuidado pastoral, continúa creciendo en su vocación a través del encuentro diario con los fieles.
La gratitud del P. John también se extiende a todas las personas que hicieron posible su vocación. “A todos los benefactores que han hecho posible este camino, les doy mis más sinceras gracias por su apoyo. Les agradezco sus oraciones, y pido a Dios que derrame abundantes bendiciones sobre todos ellos.”
Nos alegramos con el P. John y damos gracias a Dios por su “sí”. Al comenzar su ministerio sacerdotal, que continúe caminando con paz, alegría y la esperanza confiada de que el Señor, que ha comenzado esta buena obra en él, la llevará a término.
Acerca de la formación
Los sacerdotes y hermanos franciscanos siguen los pasos del Señor Jesús y de San Francisco y aceptan el don de la pobreza como una forma de vida. No poseen nada, pero aun así comparten por igual como hermanos todo lo que Dios provee a través de su generosidad.
Educar y apoyar a un seminarista en sus estudios cuesta más de $10.000 al año. Muestre su apoyo a nuestros Hermanos Franciscanos haciendo una donación hoy mismo.
Gracias y que Dios lo bendiga.