Reflexiones franciscanas semanales

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Reflexión para la semana del 15 de Junio de 2025

Las responsabilidades del buen administrador

Hay una historia en el Evangelio de San Lucas titulada “El administrador astuto”. En esta parábola, Jesús habla de un administrador que está malgastando los recursos que se le han confiado. El dueño de la propiedad se entera y lo llama a rendir cuentas. El administrador, entonces, trata rápidamente de hacerse amigo de otras personas que también le deben al dueño, para no quedarse solo cuando lo despidan. Jesús dice a sus discípulos que este administrador es hábil en las cosas del mundo, pero nosotros estamos llamados a ser sabios en las cosas del cielo.

Ser administrador conlleva una gran responsabilidad. Lo que Dios nos ha dado debe ser utilizado de manera adecuada. Esto incluye cuidar de la creación y los recursos naturales, cuidar de nosotros mismos manteniendo nuestra salud lo mejor posible, cuidar de los demás, especialmente los más vulnerables y débiles, y también hacer buen uso de los bienes materiales que se nos han confiado.

En la sociedad norteamericana, estamos acostumbrados a desechar las cosas cuando ya no las “necesitamos”, aunque todavía puedan servir. La tecnología y la fabricación modernas permiten reemplazar objetos con mucha más facilidad que en generaciones pasadas. Lamentablemente, también corremos el riesgo de desechar a personas o relaciones que ya no consideramos “útiles”.

Pero como buenos administradores, es nuestra responsabilidad no dañar la creación, no desechar lo que aún tiene valor, no descuidar nuestra salud, ni herir a los demás con nuestras palabras o acciones. Un buen administrador cuida debidamente lo que se le ha confiado.

Esta semana, prestemos especial atención a si realmente estamos asumiendo la responsabilidad de cuidar los dones de Dios: ya sean cosas materiales, relaciones, o nuestro cuerpo, mente y alma.

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